Mi camino en las terapias comenzó con mi propio camino hacia el autodescubrimiento y la curiosidad por tratar mis “problemas” desde otra perspectiva.
El tema laboral siempre ha sido un poco el detonante de los vaivenes de mi vida, culo inquieto e inconformista me he solido considerar. Un día estaba en un trabajo y al mes que viene quería ir a otro lugar o estudiar alguna cosa diferente. Pero siempre acaba de la misma manera, cansada y aburrida. Independientemente del dinero o el contrato que tuviera.
Nunca he tenido realmente un problema con esto, hasta hace 6 años. En ese momento tenía un trabajo estable pero que consumía toda mi energía y mi tiempo. Poco a poco eso empezó a hacer mella en mí. Surgió la desmotivación y un sentimiento muy profundo de sentirme totalmente perdida. Empecé a sentir estrés de forma contínua y de ahí derivó en ansiedad. Pasaron como 2 años, hasta que llegó un punto en que exploté. Ahí empecé a responsabilizarme de mi y coger las riendas de nuevo. Pero todo lo que sentía no cambió de la noche a la mañana a pesar de haber dejado ese trabajo que tan anclada me hacía sentir.
La realidad es que me había perdido sí, había perdido la conexión conmigo misma, la confianza y había bloqueado esa parte “divina” que vive en nuestro interior.
Empecé a dar pequeños pasos, una lectura de Registros akáshicos, un curso de flores de Bach y así sucesivamente. Esto me permitió de nuevo la autoescucha y volver a retomar la confianza que había perdido y la ilusión.
De ahí surgió la curiosidad de conectar de una forma más profunda conmigo y esto permitió tomar la decisión de formarme en aquellas técnicas y terapias que me habían funcionado en todo este tiempo.
Todavía me queda mucho camino y aprendizajes que recorrer. Pero echo la vista hacia atrás y pienso…. jolín cuantas cosas he podido cambiar y cuantos desafíos y miedos he traspasado. Esto me llena de felicidad y me ayuda a saber que estoy en el camino correcto, pero tomando consciencia de que todo puede volver a transformarse y que hay que estar abierto a ello.
A través través de la curiosidad de conocerme mejor y de aceptar partes de mi que me atormentaban y que juzgaba. Surgió una nueva Noemi.
Y comenzaron otros nuevos retos, podría acompañar a personas que están pasando por lo mismo que yo y ofrecerles una forma nueva de verse a ellos mismos a través de las terapias que había experimentado primero en mi y después aprendido.